La flexibilidad del coche combinada con la seguridad del tren. Eso es lo que pretende lograr un proyecto de la Unión Europea que contempla lo siguiente: un camión hace de “locomotora” a un número de entre dos y ocho vehículos que se sumen al convoy. Los conductores de los coches “vagones” pueden soltar el volante y ponerse a leer, disfrutar del paisaje o, los más confiados, echarse una cabezadita.
El primer vehículo está conducido por un conductor profesional, que se dirige a un destino determinado. A él podrán ir sumándose -y retirándose- cualquier coche, autobús o camión que se dirija al mismo punto, dejando los mandos de su vehículo en manos del primero. La coordinación entre los vehículos se llevará a cabo a través de un sistema de navegación (como los GPS actuales) y una unidad de transmisión/recepción, según la página web de la empresa que lidera el proyecto.
El proyecto Sartre, de la UE, está aún en fase de concepción y tiene una duración prevista de tres años, aunque se espera que en 2011 se empiecen a realizar las primeras pruebas en las carreteras de España, Reino Unido y Suecia.
La idea de los “trenes de carretera” (road train) es aumentar la seguridad, permitiendo a los conductores descansar de la tarea de conducción, pero también reducir el consumo de combustible. Según los cálculos iniciales cada uno de los vehículos que se sumaran al convoy podrían ahorrar el 20% del combustible.
“El objetivo es dar un salto cualitativo en los métodos de transporte”, según declaraciones a BBC del coordinador del proyecto, Tom Robinson, del despacho de ingeniería Ricardo. La idea inicial era equipar las autopistas con sensores para el control de los trenes pero el coste sería prohibitivo, de modo que finalmente cada vehículo tendrá su propio sistema de monitorización que bien podría ser “un sensor de secciones que recopile información y se la brinde al conductor líder, de modo que éste pueda saber qué está sucediendo en todos los vehículos”.
Además de la parte puramente operativa del sistema, las pruebas intentarán limar los aspectos psicológicos del mismo, como la sensación de seguridad que puedan tener los conductores que sigan al vehículo en cabeza. Así, “los conductores de turismos no quieren circular entre camiones”, explica Robinson. También se considera la posibilidad de que en un futuro los conductores estén dispuestos a pagar una cantidad por el privilegio de que alguien les conduzca hasta casa.
Vía | lainformacion.com
El primer vehículo está conducido por un conductor profesional, que se dirige a un destino determinado. A él podrán ir sumándose -y retirándose- cualquier coche, autobús o camión que se dirija al mismo punto, dejando los mandos de su vehículo en manos del primero. La coordinación entre los vehículos se llevará a cabo a través de un sistema de navegación (como los GPS actuales) y una unidad de transmisión/recepción, según la página web de la empresa que lidera el proyecto.
El proyecto Sartre, de la UE, está aún en fase de concepción y tiene una duración prevista de tres años, aunque se espera que en 2011 se empiecen a realizar las primeras pruebas en las carreteras de España, Reino Unido y Suecia.
La idea de los “trenes de carretera” (road train) es aumentar la seguridad, permitiendo a los conductores descansar de la tarea de conducción, pero también reducir el consumo de combustible. Según los cálculos iniciales cada uno de los vehículos que se sumaran al convoy podrían ahorrar el 20% del combustible.
“El objetivo es dar un salto cualitativo en los métodos de transporte”, según declaraciones a BBC del coordinador del proyecto, Tom Robinson, del despacho de ingeniería Ricardo. La idea inicial era equipar las autopistas con sensores para el control de los trenes pero el coste sería prohibitivo, de modo que finalmente cada vehículo tendrá su propio sistema de monitorización que bien podría ser “un sensor de secciones que recopile información y se la brinde al conductor líder, de modo que éste pueda saber qué está sucediendo en todos los vehículos”.
Además de la parte puramente operativa del sistema, las pruebas intentarán limar los aspectos psicológicos del mismo, como la sensación de seguridad que puedan tener los conductores que sigan al vehículo en cabeza. Así, “los conductores de turismos no quieren circular entre camiones”, explica Robinson. También se considera la posibilidad de que en un futuro los conductores estén dispuestos a pagar una cantidad por el privilegio de que alguien les conduzca hasta casa.
Vía | lainformacion.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario